La paciencia todo lo alcanza

En cualquier área de la vida que se quiera progresar, siempre es 
 
necesario al menos, el esfuerzo y la perseverancia; y ni que hablar de 
 
inteligencia, talento, amor, etc; pero en ninguno de los casos se 
 
contempla la comodidad. La conocida “zona de confort”, es donde los 
 
seres humanos nos sentimos más cómodos, pero es una zona muerta, 
 
donde no se avanza ni se aprende; por eso es que las personas 
 
inteligentes ven con recelo esos momentos de la vida y vigilan que no 
 
se vuelvan eternos. 
 
Hay dos formas de lograr las cosas en la vida, ya sean materiales 
 
o espirituales; una es por buen karma, o sea que en el pasado hemos 
 
sido muy generosos con ese bien, dándolo sin discriminación, y al 
 
regresar los efectos de esas causas positivas, nos beneficiamos de ello. 
 
El asunto es que la mayoría de las veces, como eso nos llego sin tener la 
 
conciencia necesaria, sino solamente por buen karma, solemos 
 
desperdiciar ese don, creando causas negativas que en el futuro nos 
 
traerán efectos negativos. Pongamos un ejemplo material y otro 
 
espiritual para esclarecer. Supón que alguien recibe una herencia o 
 
recibe un premio que obviamente no esperaba y no se preparó para 
 
ello; es muy probable que no sepa como manejarlo, y lo desperdicie en 
 
fiestas, o comprando cosas inútiles, o realizando emprendimientos sin 
 
preparación ni experiencia; terminando al final por quedar mas 
 
arruinado que antes. O tal vez esa persona, por un buen karma 
 
anterior, conoce a algún verdadero gurú o guía espiritual, sincero y que 
 
se preocupa verdaderamente por su progreso; pero al no habérselo 
 
ganado, muchas veces se molesta cuando lo corrigen y se aleja 
 
criticando a ese gurú. Estos dos casos, revelan la cantidad de veces que 
 
hemos recibido cosas por buen karma y al no ser conscientes, las 
 
desperdiciamos. 
 
La otra forma de lograr las cosas en la vida, es a través de tu 
 
propia conciencia, pero para ello debes de salir de tu zona de confort y 
 
tranquilidad. La buena noticia, es que una vez que lo logres, nunca más 
 
lo vas a perder, ya que es tu derecho y podrás reclamarlo cuantas veces 
 
quieras y vendrá a ti en un santiamén. Pero aclaremos un poco eso de 
 
la conciencia. 
 
La conciencia es darse cuenta de algo, de una manera tan 
 
profunda y real, que forma parte de tu ser. Por ejemplo, tu estás 
 
conciente de que estás vivo, por eso respiras, caminas y haces todo lo 
 
que hace un ser vivo, cuando olvidamos esa conciencia, la vida te lo 
 
recuerda, a veces con una enfermedad, pero cuando te sanas, vuelves a 
 
estar conciente de la salud. De hecho nos enfermamos, cuando 
 
comemos inconscientemente cualquier cosa, o emitimos sentimientos 
 
de odio o rencor del mismo modo; y la enfermedad viene a recordarte 
 
esa conciencia perdida. 
 
Para estar conciente, de algo es necesario observar, aprender y 
 
meditar profundamente en el objeto a concientizar. Usemos los dos 
 
ejemplos anteriores. Cuando una persona recibe una herencia o algún 
 
tipo de premio, si está medianamente consciente, se preocupará 
 
mucho por darle un buen uso, aprendiendo y sabiendo que a la vez de 
 
ser una bendición es una enorme responsabilidad. Es muy probable 
 
que haya pasado necesidades, limitaciones y pérdidas, que lo han 
 
llevado a meditar y pensar profundamente en como generar riqueza. 
 
Ha aprendido de cada centavo que ha pasado por sus manos, y esta 
 
preparado para sacarle un mayor provecho. En el caso espiritual, al 
 
reconocer a un verdadero guía espiritual, sabe que no es fácil 
 
conseguirlo, porque tal vez hace mucho que lo busca; y está tan 
 
cansado de sufrir que está dispuesto a pagar el duro precio de dejarse 
 
corregir, por estar a su lado. 
 
El primer método es efímero y falso; el segundo es fuerte pero te 
 
dura para toda la eternidad, por eso es necesario llenarse de paciencia, 
 
perseverancia y amor; la vida es una gran maestra y siempre busca que 
 
desarrolles conciencia. Les dejo esta hermosa oración de Santa Teresa 
 
de Ávila, que usé mucho en mis momentos más difíciles:
 
NADA TE TURBE
 
NADA TE ESPANTE
 
DIOS NO SE MUDA
 
LA PACIENCIA TODO LO ALCANZA
 
QUIEN A DIOS TIENE, NADA LE FALTA
 
SOLO DIOS, BASTA.