Dios quiere que seas rico
Dios quiere que seas rico, opulente, sin deudas, capaz de cumplir con todos tus compromisos y libre financieramente; pero la mejor manera de obtenerlo es a través de la conciencia.
Le damos una importancia muy grande, porque a fin de cuentas es lo único que podemos desarrollar y que de verdad tiene valor para nosotros. Todo lo que eres y serás, será producto de tu conciencia. Y qué es la conciencia? Según dicen los sicólogos, es “la capacidad de valorar el presente”; y qué es estar consciente?.
¿Haz notado lo poco que observamos? ¿cómo de inmediato surgen ideas y pensamientos sobre todo? ¿te das cuenta como los sentidos te traen información y atomizan tu cerebro? Se dice que nuestro cerebro recibe mas de 400 billones de bits de información por segundo, pero solo procesamos 4000, el resto pasa directamente a nuestro subconsciente sin que lo notemos. Solo estamos conciente de una muy pequeña parte de la información, ¿por qué?, porque hemos anulado nuestra conciencia. Y resulta que nuestra conciencia es todo lo que poseemos y lo único que nos llevaremos de este mundo. El resto todo queda, hasta los pelos de nuestra cabeza debemos devolver.
Al estar concientes estamos alertas, no solo a lo que ocurre a nuestro alrededor, sino a las insinuaciones poderosas de nuestro subconsciente. Como no estamos concientes de nuestro subconsciente, le hemos dado el mando de nuestra vida, y el la maneja a su antojo, y suele ser un patrón sin sentido del humor y cruel a la hora de tomar decisiones. A modo de ejemplo, si desde tu más tierna infancia, tus padres te repitieron cada vez que pedías algo: “no hay plata”; la primera vez lo escuchaste y tal vez preguntaste por qué, pero con el paso del tiempo y la repetición casi automática de esa frase, terminaste por aceptarla inconcientemente y paso a tu subconsciente como una verdad de tu vida para cada vez que ese tema se acerque a tu conciencia. Como cuando aprendimos a atarnos los cordones de los zapatos, las primeras veces atendías y te costaba; hoy es tan automático que puedes conversar y pensar en otras cosas mientras lo haces, se volvió automático. Para el inconciente no hay diferencias entre la información para atarte los zapatos que la relacionada al dinero; y tu subconsciente, como un estricto patrón, hace cumplir ese veredicto usando todos sus poderes. Como la vida se nos hace difícil de llevar y pesada, se la damos al inconciente y él se encarga de con toda la información que tiene, darte lo mejor que pueda. No es muy sabio que digamos.
Esa negación y falta de conciencia de la realidad se puede dar principalmente por dos motivos: por la anosognosia o por una negación voluntaria. La anosognosia es una situación patológica que inhibe al individuo de darse cuenta de sus deficiencias o problemas. Si bien esta orientado a un problema físico en el lóbulo frontal y afecta la capacidad de percibir déficits principalmente funcionales, no podemos descartarlo totalmente que afecte la capacidad de generar conciencia en el individuo.
Por otro lado tenemos la negación voluntaria, que apunta más a una incapacidad de manejar tensiones, fracasos o reveses en la vida; típico de personalidades autoexigentes, controladoras y manipuladoras en extremo. Esta segunda es la que más nos interesa, ya que es una conducta patológica que puede ser modificada.
Generalmente esta patología va minando tu capacidad de darte cuenta porque al darte cuenta de que eres manipulador, por ejemplo, empiezas a dejar de serlo y es como autodestruir esa personalidad que obviamente no quiere hacerlo. Por eso la negación obsecuente es una solución. Pero hay un método infalible que hace que esa conducta vaya desapareciendo gradualmente y consta de cuatro cosas fundamentales:
1) Concentración: esta es una virtud que muchas veces dejamos de lado, sobre todo por la cantidad de estímulos externos, tan variables y que se mueven con tanta velocidad que hacen que nunca nos concentremos en nada. Es típico de esta era de la información. Llegamos a nuestra casa, cansados de trabajar, estresados y de inmediato prendemos el televisor, la radio y cualquier cosa que haga ruido para distraernos. Llamamos por teléfono a alguien porque estamos aburridos. No somos capaces de quedarnos con nosotros mismos; porque si nos concentramos en nosotros empezamos a limpiarnos, a purificarnos y eso es algo que nadie quiere hacer porque es muy desagradable. Entonces evitamos concentrarnos para no saber como somos, nos da miedo. Cuando decimos concentración, no es aislamiento, sino la agudeza mental de seguir algo sin cambiar. O sea que cuando nos calmamos un poco y pensamos en el problema que tuvimos en la oficina, quedarnos un poco mas con él para poder profundizar y llegar a sus raíces, no saltar como una mariposa de pensamiento en pensamiento. Eso se puede entrenar haciendo una sola cosa a la vez. Cuando cocino y corto verdura, solo hago y pienso eso, cortar verdura. Generalmente estamos pensando en mil cosas a la vez y por eso nos cortamos el dedo o nos olvidamos de un ingrediente en la comida o la dejamos quemar, por falta de concentración.
2) Interés: cuando a esa concentración le agregamos alguna emoción que nos atraiga, entonces le vamos poniendo interés al asunto. El que nos guste algo, o nos sintamos cómodos le va poniendo interés y poco a poco nos vamos acercando a eso que queremos descubrir. A veces una palabra, un gesto o una mirada intencionada nos despierta el interés. Ya poco a poco nos vamos apartando de la negación y ese interés nos va a hacernos empezar a darnos cuenta de las cosas, sobre todo de nosotros mismos.
3) Atención: ya cuando ese interés se intensifica por esa emoción que a esta altura podemos llamar afecto, entonces se convierte en atención plena. Estamos completamente atentos y absorbidos por el objeto o situación a atender, y en esa atención, si no la reprimimos ni juzgamos, comienza el proceso de darse cuenta, de estar conciente de cosas que antes ni las percibías. Aquí es cuando comienzas a estar atento de tus inatenciones, mas de estar atento a tus atenciones. O sea, no puedes estar atento a que estas atento, sino que cuando te distraes te das cuenta y eso es atención.
4) Afecto: desde el principio al final de este proceso siempre tiene que estar presente esa cualidad de cariño, de afecto y de amor, que suavizan todo este proceso. Ya que si no lo ponemos así, es un proceso duro y autoritario; que nos va a juzgar y castigar en cada error, que va a hacer insoportable convivir con él. Mas bien hay que tomarlo como un juego, y querernos lo suficiente como para permitirnos errores y debilidades que vamos a tener por montones.
Aquí es donde cabe preguntarnos: realmente pensamos? Que es el pensar? O solo respondemos a una manipulación? Actuamos o reaccionamos?
Esa es la diferencia de una persona con mas conciencia que otra. Y con respecto al dinero, es consecuencia de una conciencia de prosperidad y no causa. Y eso es importante porque es la base de cómo pensamos respecto al dinero. Nuestros pensamientos respecto al metálico suelen ser producto de un condicionamiento del pasado y no un pensamiento libre.
La creación del presente material, tiene la finalidad de generarle al lector una conciencia de prosperidad y opulencia, lo cual no implica necesariamente acumular dinero, sino mas bien la capacidad de que él venga a tus manos y tengas la habilidad de multiplicarlo y ponerlo a circular de una manera inteligente, haciendo que las personas que te rodean, disfruten y multipliquen estas acciones.
Para tamaña empresa, debemos tocar varios puntos en nuestra conciencia, ya que allí es donde está la clave de la prosperidad.
Para ello tendremos que hacernos concientes de que nada de este universo ha sido, es o será nuestro. No podemos poseer nada, ni siquiera este cuerpo nos pertenece ya que algún día deberemos devolverlo al universo. Pero si podemos convertirnos en buenos administradores de la energía y en este caso de riquezas. Cuanto mejores administradores seamos, mas de confianza seremos para nuestro Gran Jefe Universal y más nos dará para administrar. La energía es sensible y le gusta ser bien tratada por manos inteligentes, amorosas y bien intencionadas. Esa energía la hemos concentrado en el dinero y riquezas, pero entiéndase que así como nosotros somos espíritu y nuestro cuerpo es su anclaje, del mismo modo la energía cósmica de la opulencia y prosperidad es espíritu y su anclaje es el dinero y riquezas. Uno de los grandes errores es atender solo la parte material, olvidando la esencia más importante, la espiritual. Es como si al estudiar el átomo solo viéramos su núcleo, y olvidáramos la parte mas grande e importante, que es el espacio entre éste y sus electrones.